Reina Valera Gómez 1«Salmo de Asaf.» Ciertamente bueno es Dios a Israel, a los limpios de corazón. 2En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. 3Porque tuve envidia de los insensatos, viendo la prosperidad de los impíos. 4Porque no hay dolores en su muerte; antes su fortaleza está entera. 5No sufren trabajos como los demás mortales; ni son azotados como el resto de los hombres. 6Por tanto soberbia los corona; la violencia los cubre como un manto. 7Sus ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón. 8Blasfeman, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería. 9Ponen en el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra. 10Por eso su pueblo vuelve aquí, y aguas de abundancia son extraídas para ellos. 11Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo? 12He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. 13Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; 14Pues he sido azotado todo el día, y castigado cada mañana. 15Si yo hubiera dicho: Así hablaré; he aquí, habría traicionado la generación de tus hijos: 16Cuando pensé para saber esto; fue duro trabajo para mí, 17hasta que entré en el santuario de Dios, entonces entendí la postrimería de ellos. 18Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. 19¡Cómo han sido asolados de repente! Fueron enteramente consumidos de terrores. 20Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia. 21Mi corazón fue atribulado, y en mis riñones sentía punzadas. 22Tan torpe era yo, y no entendía; era como una bestia delante de ti. 23Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de mi mano derecha. 24Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. 25¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. 26Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la Roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. 27Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán: Tú cortarás a todo aquel que fornicando, se aparta de ti. 28Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en el Señor Jehová mi esperanza, para contar todas tus obras. |