Biblia Jubileo 2000 1Ciertamente bueno es Dios a Israel, a los limpios de corazón. 2En cuanto a mí, casi se apartaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. 3Porque me enojé contra los locos, viendo la paz de los impíos. 4Porque no hay ataduras para su muerte; antes su fortaleza está entera. 5No pasan trabajos como otros seres humanos; ni son azotados con los hombres. 6Por tanto, la soberbia los corona; se cubren de vestido de violencia. 7Sus ojos están salidos de gruesos; logran con creces los antojos del corazón. 8Se soltaron, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería. 9Ponen contra el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra. 10Por eso su pueblo volverá aquí, y aguas de lleno le son exprimidas. 11Y dirán: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo más alto? 12He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. 13Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en limpieza; 14y he sido azotado todo el día, y castigado por las mañanas: 15Si dijera yo, hablaré como ellos; he aquí habría negado la generación de tus hijos: 16Pensaré pues para entender esto; es a mis ojos duro trabajo. 17Hasta que venga al santuario de Dios, entonces entenderé la postrimería de ellos. 18Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. 19¡Cómo han sido asolados! ¡Cuán en un punto! Se acabaron, fenecieron con turbaciones. 20Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias. 21Se desazonó a la verdad mi corazón, y en mis riñones sentía punzadas. 22Mas yo era ignorante, y no entendía; era como una bestia acerca de ti. 23Con todo, yo siempre estuve contigo; trabaste de mi mano derecha. 24Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás con gloria. 25¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. 26Mi carne y mi corazón desfallecen; la fuerza de mi corazón es que mi porción es Dios para siempre. 27Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; tú cortas a todo aquel que fornica de ti. 28Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios me es el bien; he puesto en el Señor DIOS mi esperanza, para contar todas tus obras. |