Reina Valera Gómez 1«Oración de David» Oye, oh Jehová, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha de labios sin engaño. 2De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud. 3Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no ha de propasarse. 4En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos. 5Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen. 6Yo te he invocado, porque tú me oirás, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra. 7Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos. 8Guárdame como a la niña de tu ojo, escóndeme bajo la sombra de tus alas, 9de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos mortales que me rodean. 10Encerrados están con su grosura; con su boca hablan soberbiamente. 11Ahora han cercado nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra. 12Como el león que desea hacer presa, y como el leoncillo acechando en su escondite. 13Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada; 14De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos, y dejan el resto a sus pequeños. 15En cuanto a mí, yo en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. |