Reina Valera Gómez 1Así que los que somos fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.
2Cada uno de nosotros agrade a su prójimo para su bien, para edificación.
3Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito; Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
4Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
5Mas el Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis de un mismo sentir según Cristo Jesús;
6para que unánimes, y a una voz glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. 7Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió para gloria de Dios. 8Digo, pues, que Cristo Jesús fue ministro de la circuncisión por la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre. 10Y otra vez dice: Regocijaos, gentiles, con su pueblo. 11Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, y dadle gloria todos los pueblos. 12Y otra vez Isaías dice: Saldrá raíz de Isaí, y el que se levantará para reinar sobre los gentiles: Los gentiles esperarán en Él. 13Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. 14Y también yo mismo tengo confianza de vosotros, hermanos míos, que también vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de manera que podéis amonestaros los unos a los otros. 15Mas hermanos, os he escrito en parte osadamente, como recordándoos; por la gracia que de Dios me es dada, 16para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles sea acepta, santificada por el Espíritu Santo. 17Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios toca. 18Porque no osaría hablar de alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí, para hacer obedientes a los gentiles, con palabra y con obra, 19con potencia de milagros y prodigios, por el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. 20Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo fuese ya nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, 21sino, como está escrito: Aquellos a los que no se habló de Él, verán; Y los que no han oído, entenderán. 22Por esta causa muchas veces he sido impedido de venir a vosotros. 23Mas ahora, no teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir a vosotros por ya muchos años, 24cuando partiere para España, iré a vosotros, porque espero veros en mi jornada, y que seré encaminado por vosotros hacia allá, si en parte primero hubiere disfrutado de vuestra compañía. 25Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. 26Porque los de Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una contribución para los santos pobres que están en Jerusalén. 27Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos partícipes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales. 28Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. 29Y estoy seguro que cuando venga a vosotros, vendré en plenitud de bendición del evangelio de Cristo. 30Y os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por el amor del Espíritu, que os esforcéis conmigo en oración por mí a Dios; 31Para que sea librado de los incrédulos que están en Judea, y la ofrenda de mi servicio la cual traigo para Jerusalén sea acepta a los santos; 32para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. 33Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén. |