Reina Valera Gómez 1No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos; 2porque su corazón trama violencia, e iniquidad hablan sus labios. 3Con sabiduría se edifica la casa, y con prudencia se afirma; 4y con inteligencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable. 5El hombre sabio es fuerte; y de pujante vigor el hombre docto. 6Porque con estrategia harás la guerra; y la victoria está en la multitud de consejeros. 7La sabiduría está muy alta para el necio; en la puerta no abrirá él su boca. 8Al que piensa hacer el mal, le llamarán hombre de malos pensamientos. 9El pensamiento del necio es pecado; y abominación a los hombres el escarnecedor. 10Si flaqueares en el día de adversidad, tu fuerza será reducida. 11Si dejares de librar a los que son llevados a la muerte, y a los que son llevados al matadero. 12Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones, el que mira por tu alma? ¿No dará Él a cada hombre según sus obras? 13Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal que es dulce a tu paladar: 14Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; si la hallares tendrá recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada. 15Oh impío, no aceches la tienda del justo, no saquees su cámara; 16porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal. 17Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes; y cuando tropezare, no se alegre tu corazón; 18no sea que Jehová lo mire, y le desagrade, y aparte de sobre él su enojo. 19No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los impíos; 20porque para el malo no habrá buen fin, y la lámpara de los impíos será apagada. 21Teme a Jehová, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los que son inestables; 22porque su calamidad surgirá de repente; y la ruina de ambos, ¿quién la sabrá? 23También estas cosas pertenecen a los sabios. Tener acepción de personas en el juicio no es bueno. 24El que dijere al malo: Justo eres, los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones; 25mas los que lo reprenden, serán apreciados, y sobre ellos vendrá gran bendición. 26Besados serán los labios del que responde palabras rectas. 27Prepara tus labores fuera, y disponlas en tu campo; y después edificarás tu casa. 28No seas sin causa testigo contra tu prójimo; y no lisonjees con tus labios. 29No digas: Como me hizo, así le haré; Pagaré al hombre según su obra. 30Pasé junto al campo del perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; 31y vi que por toda ella habían crecido espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida. 32Y miré, y lo puse en mi corazón; lo vi, y recibí instrucción. 33Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; 34Así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado. |