Reina Valera Gómez 1Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;
2el cual fue fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés sobre toda su casa.
3Porque de tanto mayor gloria que Moisés Éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la edificó.
4Porque toda casa es edificada por alguno; mas el que creó todas las cosas es Dios.
5Y Moisés a la verdad fue fiel sobre toda su casa, como siervo, para testimonio de lo que después se había de decir;
6pero Cristo, como hijo sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria de la esperanza. 7Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, 9donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. 10A causa de lo cual me disgusté con aquella generación, y dije: Siempre divagan ellos de corazón, y no han conocido mis caminos. 11Así que, juré yo en mi ira: No entrarán en mi reposo. 12Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14Porque somos hechos participantes de Cristo, si retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza; 15entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. 16Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos. 17Mas ¿con quiénes estuvo enojado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que no creyeron? 19Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. |