Reina Valera Gómez 1Tocad trompeta en Sión, y pregonad en mi santo monte: tiemblen todos los moradores de la tierra; porque viene el día de Jehová, porque está cercano. 2Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra, que sobre los montes se extiende como el alba; un pueblo grande y fuerte; nunca desde el siglo fue semejante, ni después de él será jamás en años de generación en generación. 3Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. 4Su parecer, como parecer de caballos; y como gente de a caballo correrán. 5Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. 6Delante de él temerán los pueblos, se pondrán mustios todos los semblantes. 7Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán la muralla; y cada cual irá en sus caminos, y no torcerán sus sendas. 8Ninguno oprimirá a su compañero, cada uno irá por su sendero; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. 9Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones. 10Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. 11Y Jehová dará su voz delante de su ejército; porque muy grande es su campamento, fuerte es el que ejecuta su palabra; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿y quién podrá soportarlo? 12Por eso pues, ahora, dice Jehová: Convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13Rasgad vuestro corazón, y no vuestras vestiduras; y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque Él es misericordioso y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo. 14¿Quién sabe si volverá y se apiadará y dejará bendición tras sí, es decir, ofrenda y libación para Jehová Dios vuestro? 15Tocad trompeta en Sión, pregonad ayuno, llamad a congregación. 16Reunid el pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? 18Entonces Jehová celará su tierra, y perdonará a su pueblo. 19Y responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os enviaré trigo, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las gentes. 20Y haré alejar de vosotros al ejército del norte, y lo echaré en la tierra seca y desierta: su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental, y exhalará su hedor; y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. 21Tierra, no temas; alégrate y gózate: porque Jehová ha de hacer grandes cosas. 22Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. 23Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia moderadamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. 24Y las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. 25Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi grande ejército que envié contra vosotros. 26Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y mi pueblo nunca más será avergonzado. 27Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro: y mi pueblo nunca más será avergonzado. 28Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. 30Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. 32Y será que cualquiera que invocare el nombre de Jehová, será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, a los cuales Jehová habrá llamado. |