Reina Valera Gómez 1Y respondió Job, y dijo: 2Oíd atentamente mi palabra, y sea esto vuestra consolación. 3Soportadme, y yo hablaré; y después que hubiere hablado, escarneced. 4¿Acaso me quejo yo ante algún hombre? ¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu? 5Miradme, y espantaos, y poned la mano sobre la boca. 6Aun cuando me acuerdo, me asombro, y el estremecimiento se apodera de mi carne. 7¿Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riquezas? 8Su simiente es establecida delante de ellos; y sus renuevos delante de sus ojos. 9Sus casas están libres de temor, y no hay azote de Dios sobre ellos. 10Sus toros engendran, y no fallan; paren sus vacas, y no malogran su cría. 11Sus pequeños salen como manada, y sus hijos van danzando. 12Toman el pandero y el arpa, y se regocijan al son de la flauta. 13Pasan sus días en prosperidad, y en un momento descienden a la sepultura. 14Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, pues no queremos el conocimiento de tus caminos. 15¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a Él? 16He aquí que su bien no está en manos de ellos: El consejo de los impíos lejos esté de mí. 17¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores! 18Serán como la paja delante del viento, y como el tamo que arrebata el torbellino. 19Dios guardará la iniquidad para los hijos de ellos: Él le dará su pago, para que conozca. 20Verán sus ojos su quebranto, y beberá de la ira del Todopoderoso. 21Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí, siendo cortado el número de sus meses? 22¿Enseñará alguien a Dios sabiduría, juzgando Él a los que están encumbrados? 23Éste morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico. 24Sus colodras están llenas de leche, y sus huesos serán regados de tuétano. 25Y este otro morirá en amargura de ánimo, y sin haber comido jamás con gusto. 26Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán. 27He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, y las imaginaciones que contra mí forjáis. 28Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos? 29¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos, y no habéis conocido sus señalamientos, 30que el malo es reservado para el día de la destrucción? Presentados serán en el día de la ira. 31¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago? 32Porque será llevado al sepulcro, y en su tumba permanecerá. 33Los terrones del valle le serán dulces; y tras de él será llevado todo hombre, y antes de él han ido innumerables. 34¿Cómo, pues, me consoláis en vano, viniendo a parar vuestras respuestas en falacia? |