Reina Valera Gómez 1Mi aliento está corrompido, mis días se extinguen, y me está preparado el sepulcro. 2No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos. 3Determina ahora, dame fianza para contigo: ¿Quién es aquél que querría ser mi fiador? 4Porque has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás. 5El que habla lisonjas a sus amigos, aun los ojos de sus hijos desfallecerán. 6Él me ha puesto por refrán de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril. 7Y mis ojos se oscurecieron por causa del dolor, y mis pensamientos todos son como sombra. 8Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se levantará contra el hipócrita. 9No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza. 10Mas volved todos vosotros, y venid ahora, pues no hallo sabio entre vosotros. 11Pasaron mis días, fueron deshechos mis planes, los designios de mi corazón. 12Pusieron la noche por día, y la luz se acorta delante de las tinieblas. 13Si yo espero, el sepulcro es mi casa: Haré mi cama en las tinieblas. 14A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana. 15¿Dónde está ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá? 16Ellos descenderán a la profundidad de la fosa, cuando nosotros descansaremos juntos en el polvo. |