Reina Valera Gómez 1Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni pondréis calva sobre vuestros ojos por muerto;
2porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo singular de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra. 3Nada abominable comerás. 4Éstos son los animales que comeréis: el buey, la oveja, y la cabra, 5el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el antílope, el carnero montés y el gamo. 6Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese comeréis. 7Pero éstos no comeréis de los que rumian, o tienen uña hendida: camello, y liebre, y conejo, porque rumian, mas no tienen uña hendida, os serán inmundos; 8ni puerco; porque tiene uña hendida, mas no rumia, os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos. 9Esto comeréis de todo lo que está en el agua: todo lo que tiene aleta y escama comeréis; 10Mas todo lo que no tuviere aleta y escama, no comeréis: inmundo os será. 11Toda ave limpia comeréis. 12Y éstas son de las que no comeréis: el águila, el quebrantahuesos, el esmerejón, 13el azor, el halcón y el milano según su especie, 14y todo cuervo según su especie, 15El búho, el halcón nocturno, la gaviota, el gavilán según su especie, 16la lechuza, el búho real, el cisne, 17el pelícano, el buitre, el calamón, 18la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago. 19Y todo insecto alado os será inmundo; no se comerá. 20Toda ave limpia comeréis. 21Ninguna cosa mortecina comeréis: al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él la comerá: o véndela al extranjero; porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre. 22Sin falta diezmarás todo el producto de tu sementera, que rindiere tu campo cada año. 23Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que Él escogiere para hacer habitar allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y los primerizos de tus manadas, y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días. 24Y si el camino fuere tan largo que tú no puedas llevarlo por él, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, 25entonces lo venderás, y atarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; 26y darás el dinero por todo lo que deseare tu alma, por vacas, o por ovejas, o por vino, o por sidra, o por cualquier cosa que tu alma te demandare: y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia. 27Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo. 28Al cabo de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades: 29Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres. |