Biblia Jubileo 2000 1Y después de seis días, Jesús toma a Pedro, y a Jacobo, y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte alto;
2Y se transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos fueron blancos como la luz.
3Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
4Y respondiendo Pedro, dijo a Jesús: Señor, bien es que nos quedemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tabernáculos: para ti uno, y para Moisés otro, y otro para Elías.
5Y estando aún él hablando, he aquí una nube de luz que los cubrió; y una voz de la nube, que dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento; a El oíd.
6Y oyendo esto los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera.
7Entonces Jesús llegando, los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.
8Y alzando ellos sus ojos, a nadie vieron, sino a Jesús solo. 9Y como descendieron del monte, les mandó Jesús, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos. 10Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen, pues, los escribas que es necesario que Elías venga primero? 11Y respondiendo Jesús, les dijo: a la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá todas las cosas. 12Mas os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá de ellos. 13Los discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista. 14Cuando ellos llegaron a la multitud, vino a él un hombre hincándose de rodillas, 15Y diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece malamente; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16Y lo he presentado a tus discípulos, y no le han podido sanar. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación infiel y torcida! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de sufrir? Traédmelo acá. 18Y Jesús le reprendió, y salió el demonio de él; y el niño fue sano desde aquella hora. 19Entonces, acercándose los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera? 20Y Jesús les dijo: Por vuestra infidelidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se pasará; y nada os será imposible. 21Mas este linaje de demonios no sale sino por oración y ayuno. 22Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, 23Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera. 24Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? 25Y él dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños? 26Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27Sin embargo, para que no los ofendamos, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estatero: tómalo, y dáselo por mí y por ti. |