Biblia Jubileo 2000 1Aconteció después de esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana hermosa que se llamaba Tamar, se enamoró de ella Amnón hijo de David.
2Y estaba Amnón angustiado hasta enfermar, por Tamar su hermana; porque por ser ella virgen, parecía a Amnón que sería cosa dificultosa hacerle algo.
3Y Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y era Jonadab hombre muy astuto.
4Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas así enflaqueciendo? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.
5Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me conforte con alguna comida, y aderece delante de mí alguna vianda, para que viéndola yo, la coma de su mano.
6Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey a visitarle; y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, que coma yo de su mano. 7Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer. 8Entonces fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; tomó harina, amasó e hizo hojuelas delante de él, y las aderezó. 9Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos se salieron de allí. 10Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había aderezado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba. 11Y cuando ella se las puso delante para que comiera, él la asió con fuerza, diciéndole: Ven, hermana mía acuéstate conmigo. 12Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas fuerza; porque no se hace así en Israel. No hagas tal locura. 13Porque, ¿dónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los locos de Israel. Te ruego, pues, ahora que hables al rey, que no me negará a ti. 14Mas él no la quiso oír; antes pudiendo más que ella la forzó, y se echó con ella. 15La aborreció luego Amnón de tan grande aborrecimiento, que el odio con que la aborreció después fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete. 16Y ella le respondió: No hay razón; mayor mal es éste de echarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír; 17antes llamando a su criado que le servía le dijo: Echame ésta allá fuera, y tras ella cierra la puerta. 18(Y tenía ella sobre sí una ropa de colores, traje que las hijas vírgenes de los reyes vestían.) Y su criado la echó pues fuera, y cerró la puerta tras ella. 19Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su ropa de colores de que estaba vestida, y puestas sus manos sobre su cabeza, se fue gritando. 20Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no pongas tu corazón en este negocio. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano. 21Y luego que el rey David oyó todo esto, estuvo muy enojado. 22Mas Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno, bien que Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana. 23Y aconteció pasados dos años, que Absalón tenía esquiladores en Bala-hazor, que está junto a Efraín; y convidó Absalón a todos los hijos del rey. 24Y vino Absalón al rey, y le dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo. 25Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas lo bendijo. 26Entonces dijo Absalón: Si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo? 27Y como Absalón lo importunara, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey. 28Y había Absalón dado orden a sus criados, diciendo: Ahora bien, mirad cuando el corazón de Amnón estará alegre del vino, y cuando yo os dijere: Herid a Amnón, entonces matadle, y no temáis; que yo os lo he mandado. Esforzaos pues, y sed valientes. 29Y los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón lo había mandado. Se levantaron luego todos los hijos del rey, y subieron todos en sus mulos, y huyeron. 30Y estando aún ellos en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, que ninguno de ellos ha quedado. 31Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus siervos tenían rasgados sus vestidos. 32Y Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han matado a todos los jóvenes hijos del rey, ya que sólo Amnón ha muerto; porque en la boca de Absalón estaba puesto desde el día que Amnón forzó a Tamar su hermana. 33Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón tal palabra que dice: Todos los hijos del rey han muerto; porque sólo Amnón ha muerto. 34Absalón huyó luego. Entre tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya, miró, y he aquí mucho pueblo que venía a sus espaldas por el camino hacia el monte. 35Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; porque así es como tu siervo ha dicho. 36Y cuando él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos. 37Mas Absalón huyó, y se fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días. 38Y después que Absalón huyó y se fue a Gesur, estuvo allá tres años. 39Y el rey David deseó ver a Absalón; porque ya estaba consolado acerca de Amnón que había muerto. |