Reina Valera Gómez 1Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; 2Porque largura de días, y años de vida y paz te añadirán. 3Misericordia y verdad no se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; 4y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. 5Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia. 6Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. 7No seas sabio en tu propia opinión: Teme a Jehová, y apártate del mal; 8Porque será medicina a tu ombligo, y tuétano a tus huesos. 9Honra a Jehová con tu sustancia, y con las primicias de todos tus frutos; 10y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. 11No deseches, hijo mío, el castigo de Jehová; ni te fatigues de su corrección; 12porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere. 13Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; 14porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata, y sus frutos más que el oro fino. 15Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda riquezas y honra. 17Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz. 18Ella es árbol de vida a los que la abrazan, y bienaventurados son los que la retienen. 19Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia. 20Por su inteligencia los abismos fueron divididos, y los cielos destilan rocío. 21Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la sabiduría y el consejo; 22Y serán vida a tu alma, y gracia a tu cuello. 23Entonces andarás por tu camino confiadamente, y tu pie no tropezará. 24Cuando te acuestes, no tendrás temor; sino que te acostarás, y será dulce tu sueño. 25No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere: 26Porque Jehová será tu confianza, y Él preservará tu pie de ser preso. 27No detengas el bien de aquél a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. 28No digas a tu prójimo: Ve, y vuelve, y mañana te daré; cuando tienes contigo qué darle. 29No intentes mal contra tu prójimo, estando él confiado de ti. 30No pleitees con alguno sin razón, si él no te ha hecho agravio. 31No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos. 32Porque el perverso es abominación a Jehová; mas su comunión íntima es con los rectos. 33La maldición de Jehová está en la casa del impío; mas Él bendice el hogar del justo. 34Ciertamente Él escarnece a los escarnecedores, y a los humildes da gracia. 35Los sabios heredarán honra; mas los necios llevarán ignominia. |