Reina Valera Gómez 1Y al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
2Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
3Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
4Jesús le dijo: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
5Su madre dijo a los siervos: Haced todo lo que Él os dijere.
6Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, y en cada una cabían dos o tres cántaros.
7Jesús les dijo: Llenad de agua estas tinajas. Y las llenaron hasta arriba.
8Y les dijo: Sacad ahora, y llevadla al maestresala. Y se la llevaron.
9Y cuando el maestresala probó el agua hecha vino, y no sabía de dónde era (mas lo sabían los siervos que habían sacado el agua), el maestresala llamó al esposo,
10y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el que es inferior, pero tú has guardado el buen vino hasta ahora.
11Este principio de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él. 12Después de esto descendió a Capernaúm, Él, y su madre, y sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días. 13Y estaba cerca la pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. 14Y halló en el templo a los que vendían bueyes y ovejas y palomas, y a los cambistas sentados. 15Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y desparramó el dinero de los cambistas, y trastornó las mesas; 16y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado. 17Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consumió. 18Y respondieron los judíos y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? 19Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 20Entonces dijeron los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? 21Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. 22Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho. 23Y estando en Jerusalén, en la pascua, en el día de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo los milagros que hacía. 24Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos. 25Y no tenía necesidad de que alguien le diese testimonio del hombre, porque Él sabía lo que había en el hombre. |