La Biblia de las Américas Guerra contra Ben-adad 1 Y Ben-adad, rey de Aram, reunió todo su ejército, y tenía con él treinta y dos reyes con caballos y carros; y subió, sitió a Samaria y peleó contra ella. 2 Entonces envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, diciéndole: Así dice Ben-adad: 3 ``Tu plata y tu oro son míos; míos son también tus mujeres y tus hijos más hermosos. 4 Y el rey de Israel respondió, y dijo: Sea conforme a tu palabra, oh rey, señor mío; tuyo soy yo y todo lo que tengo. 5 Después volvieron los mensajeros y dijeron: Así dice Ben-adad: ``Por cierto que envié a decirte: `Me darás tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos.' 6 ``Pero mañana como a esta hora te enviaré mis siervos, y registrarán tu casa y las casas de tus siervos; y sucederá que todo lo que sea agradable a tus ojos lo tomarán en su mano y se lo llevarán. 7 El rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Reconoced ahora y ved que éste sólo busca hacer daño; pues él envió a pedir me mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, y no se los negué. 8 Y todos los ancianos y todo el pueblo le dijeron: No escuches ni consientas. 9 Entonces él respondió a los mensajeros de Ben-adad: Decid a mi señor el rey: ``Haré todo lo que mandaste a tu siervo la primera vez, pero esto otro no lo puedo hacer. Se fueron los mensajeros y le llevaron la respuesta. 10 Y Ben-adad envió a decirle: Así me hagan los dioses y aun me añadan, si el polvo de Samaria bastará para llenar las manos de todo el pueblo que me sigue. 11 Respondió el rey de Israel y dijo: Decidle: ``No se jacte el que se ciñe las armas como el que se las desciñe. 12 Y cuando Ben-adad oyó esta palabra, estaba bebiendo con los reyes en las tiendas, y dijo a sus siervos: Tomad posiciones. Y tomaron posiciones contra la ciudad. 13 Y he aquí, un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y le dijo: Así dice el SEÑOR: ``¿Has visto toda esta gran multitud? He aquí, la entregaré hoy en tu mano, y sabrás que yo soy el SEÑOR. 14 Y Acab dijo: ¿Por medio de quién? Y él dijo: Así dice el SEÑOR: ``Por medio de los jóvenes de los jefes de las provincias. Entonces dijo: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú. 15 Entonces pasó revista a los jóvenes de los jefes de las provincias y eran doscientos treinta y dos; después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, es decir, todos los hijos de Israel, siete mil. 16 Salieron al mediodía, mientras Ben-adad estaba bebiendo hasta emborracharse en las tiendas junto con los treinta y dos reyes que lo ayudaban. 17 Los jóvenes de los jefes de las provincias salieron primero; y envió Ben-adad mensajeros que le avisaron, diciendo: Han salido hombres de Samaria. 18 Entonces dijo: Si en paz han salido, prendedlos vivos; o si en guerra han salido, prendedlos vivos. 19 Salieron, pues, aquéllos de la ciudad, los jóvenes de los jefes de las provincias y el ejército que los seguía. 20 Y mató cada uno a su hombre; los arameos huyeron e Israel los persiguió, y Ben-adad, rey de Aram, escapó a caballo con algunos jinetes. 21 Y el rey de Israel salió y atacó los caballos y los carros, y derrotó a los arameos causándoles gran matanza. 22 Entonces el profeta se acercó al rey de Israel, y le dijo: Ve, fortalécete, y entiende y mira lo que tienes que hacer; porque a la vuelta del año el rey de Aram subirá contra ti. 23 Y los siervos del rey de Aram le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso fueron más fuertes que nosotros; mejor peleemos contra ellos en la llanura, pues ¿no seremos más fuertes que ellos? 24 Haz, pues, esto: quita a los reyes, cada uno de su puesto, y pon capitanes en su lugar, 25 y alista un ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro. Entonces pelearemos contra ellos en la llanura, pues ¿no seremos más fuertes que ellos? El escuchó su consejo y lo hizo así. 26 Y sucedió que a la vuelta del año, Ben-adad alistó a los arameos y subió a Afec para pelear contra Israel. 27 Y los hijos de Israel fueron alistados y provistos de raciones, y fueron a su encuentro; los hijos de Israel acamparon delante de ellos como dos rebañuelos de cabras pero los arameos llenaban la tierra. 28 Entonces un hombre de Dios se acercó y habló al rey de Israel, y dijo: Así dice el SEÑOR: ``Porque los arameos han dicho: `El SEÑOR es un dios de los montes, pero no es un dios de los valles; por tanto, entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que yo soy el SEÑOR.' 29 Acamparon unos frente a otros por siete días. Y sucedió que al séptimo día comenzó la batalla, y los hijos de Israel mataron de los arameos a cien mil hombres de a pie en un solo día. 30 Los demás huyeron a Afec, a la ciudad, y el muro cayó sobre los veintisiete mil hombres que quedaban. También Ben-adad huyó y se refugió en la ciudad en un aposento interior. 31 Y sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos; te rogamos que nos dejes poner cilicio en nuestros lomos y cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; quizás él salve tu vida. 32 Se ciñeron cilicio en sus lomos, pusieron cuerdas sobre sus cabezas y vinieron al rey de Israel, y dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: ``Te ruego que me perdones la vida. Y él dijo: ¿Vive todavía? Es mi hermano. 33 Y los hombres tomaron esto como señal, y tomando de él la palabra prestamente dijeron: Tu hermano Ben-adad vive. Y él dijo: Id, traedlo. Entonces Ben-adad salió a él, y él le hizo subir en el carro. 34 Y Ben-adad le dijo: Devolveré las ciudades que mi padre tomó de tu padre, y te harás calles en Damasco, como mi padre hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, con este pacto te dejaré ir. Hizo, pues, pacto con él y lo dejó ir. 35 Y cierto hombre de los hijos de los profetas dijo a otro por palabra del SEÑOR: Te ruego que me hieras. Pero el hombre se negó a herirlo. 36 Entonces le dijo: Porque no has atendido a la voz del SEÑOR, he aquí, tan pronto como te apartes de mí, un león te matará. Y tan pronto se apartó de él, un león lo encontró y lo mató. 37 Entonces halló a otro hombre y le dijo: Te ruego que me hieras. Y el hombre le dio un golpe, hiriéndolo. 38 Y el profeta se fue y esperó al rey en el camino; se había disfrazado con una venda sobre los ojos. 39 Cuando el rey pasaba, clamó al rey y dijo: Tu siervo fue al centro de la batalla; y he aquí, un hombre se apartó de las filas y me trajo a uno, y me dijo: ``Guarda a este hombre; si por alguna razón llega a faltar, entonces tu vida responderá por su vida o pagarás un talento de plata. 40 Y mientras tu siervo estaba ocupado aquí y allá, él desapareció. Y el rey de Israel le dijo: Así será tu sentencia; tú mismo lo has decidido. 41 Entonces él se apresuró a quitarse la venda de los ojos, y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas. 42 Y él le dijo: Así dice el SEÑOR: ``Porque has dejado salir de tu mano al hombre a quien yo había destinado a la destrucción, he aquí, tu vida responderá por su vida y tu pueblo por su pueblo. 43 El rey de Israel se fue a su casa disgustado y molesto, y entró en Samaria. Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, //www.lockman.org. Usadas con permiso. Bible Hub |