Biblia Jubileo 2000 1Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros a más de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.
2Y vinieron, y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de la Siria; y he aquí ellos están en Hazezontamar, que es En-gadi.
3Entonces él tuvo temor; y puso Josafat su rostro para consultar al SEÑOR, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.
4Y se congregaron los de Judá para consultar al SEÑOR: y también de todas las ciudades de Judá vinieron a consultar al SEÑOR. 5Y se puso Josafat en pie en la congregación de Judá y de Jerusalén, en la Casa del SEÑOR, delante del atrio nuevo; 6y dijo: SEÑOR Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te enseñoreas en todos los reinos de los gentiles? ¿No está en tu mano la fuerza y potencia, que no hay quien te resista? 7Dios nuestro, ¿no echaste tú a los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la simiente de Abraham tu amigo para siempre? 8Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: 9Si mal viniere sobre nosotros, o espada de juicio, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y delante de ti (porque tu Nombre está en esta Casa), y de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. 10Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, por los cuales no quisiste que pasara Israel cuando venían de la tierra de Egipto, sino que se apartaran de ellos, y no los destruyeran; 11he aquí ellos nos dan el pago, viniendo a echarnos de tu posesión, que tú nos diste que poseamos. 12¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos lo que hemos de hacer, mas en ti están puestos nuestros ojos. 13Y todo Judá estaba en pie delante del SEÑOR, con sus niños, y sus mujeres, y sus hijos. 14Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu del SEÑOR en medio de la congregación; 15y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat, el SEÑOR os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de ésta tan grande multitud; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17No habrá para qué vosotros peleéis ahora; paraos, estad quedos, y ved la salud del SEÑOR con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que el SEÑOR estará con vosotros. 18Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante del SEÑOR, y adoraron al SEÑOR. 19Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al SEÑOR el Dios de Israel a grande y alta voz. 20Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed al SEÑOR vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. 21Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantaran al SEÑOR, y alabaran en la hermosura de la santidad, mientras que salía la gente armada, y dijeran: Alabad al SEÑOR, porque su misericordia es para siempre. 22Y cuando comenzaron a cantar y a alabar, el SEÑOR puso a los hijos de Moab y los del monte de Seir para que asecharan a los hijos de Amón, que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. 23Y los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando acabaron con los del monte de Seir, cada cual ayudó a su compañero a matarse. 24Y cuando vino Judá a la atalaya del desierto, miraron por la multitud; y helos aquí que estaban tendidos en tierra muertos, pues ninguno había escapado. 25Y viniendo Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron en ellos muchas riquezas, y cuerpos muertos, y vestidos y vasos preciosos, los cuales tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días duró el despojo, porque era mucho. 26Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca (de la bendición); porque allí bendijeron al SEÑOR, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy. 27Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén con gozo, porque el SEÑOR les había dado gozo de sus enemigos. 28Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas, y bocinas, a la Casa del SEÑOR. 29Y vino el pavor de Dios sobre todos los reinos de la tierra, cuando oyeron que el SEÑOR había peleado contra los enemigos de Israel. 30Y el reino de Josafat tuvo reposo; porque su Dios le dio reposo por todas partes. 31Así reinó Josafat sobre Judá; de treinta y cinco años era cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba, hija de Silhi. 32Y anduvo en el camino de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos del SEÑOR. 33Con todo eso los lugares altos no eran quitados; pues el pueblo aun no había preparado su corazón al Dios de sus padres. 34Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual es hecha mención en el libro de los reyes de Israel. 35Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá se juntó con Ocozías rey de Israel, el cual fue dado a la impiedad; 36se juntó con él para aparejar navíos que fueran a Tarsis; y construyeron los navíos en Ezión-geber. 37Entonces Eliezer hijo de Dodava de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: Por cuanto has juntado con Ocozías, el SEÑOR destruirá tus obras. Y los navíos se rompieron, y no pudieron ir a Tarsis. |