Comentario de Matthew Henry 14:1-9 Los sacerdotes no pudieron limpiar a los leprosos; pero cuando el Señor quitó la plaga, diversas normas debían ser observado en admitir de nuevo a las ordenanzas de Dios, y la sociedad de su pueblo. Representan muchos deberes y ejercicios de pecadores verdaderamente arrepentidos, y los deberes de los ministros de respetarlos. Si aplicamos esto a la lepra espiritual del pecado, se da a entender que cuando nos retiramos a los que andan desordenadamente, no debemos contar con ellos como enemigos, sino como hermanos amonestarlos. Y también que cuando Dios por su gracia ha traído al arrepentimiento, deberían de ternura y alegría, y el afecto sincero, para ser recibido de nuevo. Siempre se debe tener cuidado de que los pecadores no pueden ser alentados, ni penitentes desalentado. Si se descubriera que la lepra fue sanada, el sacerdote debe declarar con las solemnidades particulares descritas en este catálogo. Los dos pájaros, uno murieron, y el otro sumergido en la sangre de la avecilla muerta y luego sueltan, pueden significar a Cristo derramando su sangre por los pecadores, y el aumento y ascender al cielo. El sacerdote de haber pronunciado el leproso limpio de la enfermedad, debe hacerse limpios de todos los restos de la misma. Así, aquellos que tienen la comodidad de la remisión de sus pecados, debe con cuidado y precaución limpiarse de pecados; porque cualquiera que tiene esta esperanza en él, se ocupará de purificarse. 14:10-32 El leproso limpiado debía ser presentado al Señor, con sus ofrendas. Cuando Dios nos ha restaurado a disfrutar de la adoración pública de nuevo, después de la enfermedad, la distancia, o de otra manera, debemos declarar nuestra acción de gracias por nuestro uso diligente de la libertad. Y así nosotros como nuestra oferta debe ser presentada ante el Señor, por el Sacerdote que nos hizo limpios, incluso nuestro Señor Jesús. Al lado de los ritos habituales de la expiación por la culpa, de la sangre, y un poco de aceite, se iba a poner sobre él que iba a ser limpiado. Dondequiera que se aplica la sangre de Cristo para la justificación, el aceite del Espíritu se aplica para la santificación; estos dos no pueden separarse. Tenemos aquí la provisión de la gracia de la ley hecha por los leprosos pobres. Los pobres son tan bienvenidos al altar de Dios como los ricos. Pero aunque un sacrificio más malo fue aceptado por los pobres, sin embargo, la misma ceremonia se utilizó para los ricos; sus almas son tan preciosas, y Cristo y su evangelio es el mismo para ambos. Incluso para los pobres un cordero era necesario. Ningún pecador puede salvarse, si no hubiera sido porque el Cordero que fue inmolado, y nos redimió para Dios con su sangre. 14:33-53 La lepra en alguna casa es inexplicable para nosotros, así como la lepra del vestido; pero ahora el pecado, en que reina en una casa, es una plaga que hay, ya que está en un corazón. Maestros de las familias deben ser conscientes, y con miedo de la primera aparición del pecado en sus familias, y se pone de distancia, lo que sea. Si la lepra se metió en la casa, la parte infectada debe ser sacado. Si se queda en la casa, todo debe ser derribado. El propietario había mejor estar sin una vivienda, que viven en una que estaba infectado. La lepra del pecado arruina familias e iglesias. Así el pecado está tan entretejida con el cuerpo humano, que debe ser tomado por la muerte. 14:54-57 Cuando ese Dios que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida por su gracia, Efesios 2:4,5, nos manifestaremos el cambio mediante el arrepentimiento, y abandonar los pecados cometidos anteriormente. Sigamos la santidad, y nos dejó compasivos otros pobres leprosos, y el deseo, la buscamos, y oramos por su limpieza.
Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés Bible Hub |