Jeremías 11
Comentario de Matthew Henry
11:1-10 Dios nunca prometió otorgar bendiciones sobre sus criaturas racionales, mientras que persisten en desobediencia voluntaria. El perdón y la aceptación se les promete libertad a todos los creyentes; pero ningún hombre puede ser salvado, que no obedece la orden de Dios a arrepentirse, a creer en Cristo, a separarse del pecado y del mundo, para elegir la abnegación y la novedad de vida. En general, los hombres escuchan a los que hablan de las doctrinas, promesas y privilegios; pero cuando se mencionan los deberes, no van a doblar su oreja.

11:11-17 El mal persigue a los pecadores, y los enreda en las trampas, fuera de la cual no pueden liberarse. Ahora, en su angustia, sus muchos dioses y muchos altares que se destacan en ningún lugar. Y aquellos cuyas oraciones propia no será escuchado, no se puede esperar beneficiarse de las oraciones de otros. Su profesión de la religión debe demostrar de ninguna utilidad. Cuando los problemas se encontró con ellos, que hicieron de este su confianza, pero Dios ha rechazado. Su altar rendirá ellos ninguna satisfacción. El recuerdo de los antiguos favores de Dios para ellos no será confort en problemas; y su memoria de ellos no será argumento para su alivio. Cualquier otro pecado contra el Señor es un pecado contra nosotros mismos, y por lo que se encontrará tarde o temprano.

11:18-23 El profeta Jeremías dice mucho acerca de sí mismo, los tiempos que vivió en ser muy molesto. Los de su propia ciudad tramaron cómo podrían causar su muerte. Pensaban que para poner fin a sus días, pero sobrevivieron a la mayoría de sus enemigos; se cree que la explosión de la memoria, sino que vive hasta hoy, y serán bendecidos mientras el tiempo dure. Dios conoce todos los secretos designios de él y su gente de los enemigos, y puede, cuando le place, darlos a conocer. La justicia de Dios es un terror para los impíos, pero un consuelo para los piadosos. Cuando somos agraviados, tenemos un Dios para cometer nuestra causa, y es nuestro deber de comprometerse a él. También hay que mirar bien a nuestro espíritu, de que no estamos vencidos por el mal, sino que, perseverando en la oración por nuestros enemigos, y en la bondad de ellos, podemos vencer el mal con el bien.

Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés

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Jeremiah 10
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