Isaías 33
Comentario de Matthew Henry
33:1-14 Aquí tenemos el destructor orgullosa y falsa justicia en cuenta a pesar de su fraude y la violencia. El Dios justo menudo paga a los pecadores en su propia moneda. Los que por fe humildemente espera a Dios, lo hallarás misericordia de ellos; como el día, así que la fuerza sea. Si Dios nos deja a nosotros mismos cualquier mañana, estamos deshechos; tenemos que cada mañana nos comprometemos a él, y salir en su fuerza para hacer el trabajo del día. Cuando surge Dios, sus enemigos se dispersan. La verdadera sabiduría y el conocimiento conduce a la fuerza de la salvación, que nos hace firmes en los caminos de Dios; y la verdadera piedad es el único tesoro que nunca pueden ser saqueados o gastado. La angustia de Jerusalén se puso en, se describe. El tiempo de Dios se presenta a su pueblo, es decir, cuando todos los demás ayudantes fallan. Que todos los que escuche lo que Dios ha hecho, reconoce que él puede hacer cualquier cosa. Los pecadores que hay en Sión tienen mucho que responder, por encima de otros pecadores. Y aquellos que se rebelan contra los mandamientos de la palabra, no puede tomar sus comodidades en tiempo de necesidad. Su ira arderá eternamente aquellos que se hacen de combustible para ello. Es un fuego que no puede ser apagado, ni nunca salir de sí mismo; es la ira de un Dios siempre viva se aprovechan de la conciencia de un alma que nunca muere.

33:15-24 El verdadero creyente ve en contra de todas las ocasiones de pecado. El poder divino lo mantendrá a salvo, y su fe en ese poder lo mantendrá fácil. Él faltó nada necesario por causa de él. Toda bendición de la salvación, se concede gratuitamente a todos los que piden con humildad, oración de fe; y el creyente está seguro en el tiempo y por los siglos. Los que andan en integridad deberá no sólo han dado pan y su agua segura, sino que serán, por la fe, ver al Rey de reyes en su belleza, la belleza de la santidad. El recuerdo del terror que se encontraban, deberá añadir el placer de su liberación. Es deseable que se callara en nuestras propias casas, pero mucho más para estar tranquilo en la casa de Dios; y en todas las épocas Cristo tendrá una semilla para que le sirvan. Jerusalén no tenía gran río que corre por ella, pero la presencia y poder de Dios conforman todos los deseos. Tenemos todo en Dios, todo lo que necesitamos, o puede desear. Por la fe, tomamos a Cristo por nuestro Príncipe y Salvador; él reina sobre su pueblo redimido. Todo lo que se niegan a que él reine sobre ellos, hacen naufragio de sus almas. La enfermedad es quitado en misericordia, cuando el fruto de ello es el de lavar el pecado. Si se quita la iniquidad, tenemos pocas razones para quejarse de la aflicción hacia el exterior. Este último verso lleva nuestros pensamientos, no sólo para el estado más glorioso de la iglesia evangélica en la tierra, sino al cielo, donde no hay enfermedad o problemas pueden entrar. El que borro nuestras rebeliones, sanará nuestras almas.

Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés

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Isaiah 32
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