Gálatas 3:21
¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley.
3:19-22 Si esa promesa fue suficiente para la salvación, ¿por qué pues sirve la ley? Los israelitas, sin embargo elegido para ser el pueblo peculiar de Dios, eran pecadores, así como otros. La ley no fue la intención de descubrir una manera de justificación, diferente de la dada a conocer por la promesa, sino para llevar a los hombres a ver su necesidad de la promesa, al demostrar la pecaminosidad del pecado, y para señalar a Cristo, por medio del cual solo se podrían ser perdonados y justificados. La promesa fue dada por Dios mismo; la ley fue dada por el ministerio de los ángeles, y la mano de un mediador, aun Moisés. De ahí que la ley no podía ser diseñado para dejar de lado la promesa. Un mediador, como el propio término lo indica, es un amigo que viene entre dos partes, y no ha de actuar simplemente con y para uno de ellos. El gran diseño de la ley era, que la promesa que es por la fe de Jesucristo, fuera dada a todos los que creen; que, convencido de su culpabilidad, y la insuficiencia de la ley para efectuar una justicia para ellos, podrían ser persuadidos a creer en Cristo, y así obtener el beneficio de la promesa. Y no es posible que la ley santa, justa y buena de Dios, el nivel de servicio a todos, debe ser contrario al evangelio de Cristo. Tiende todos los medios para promoverla.

Gálatas 3 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, //www.lockman.org. Usadas con permiso.
Gálatas 3:20
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